top of page

¿Cómo iniciar en la fotografía de Arquitectura? | Parte 1

"Prefiero ser conocido como un arquitecto que hace fotografías en lugar de un fotógrafo que conoce de arquitectura".

Balthazar Korab



Antes que nada, ser un arquitecto no te garantiza que la fotografía de arquitectura que realices, sea tan buena como la de fotógrafos que llevan años realizando este oficio.

Sería como decir que si fabricas pasta italiana, automáticamente sabes preparar lasagna.

Volverte capaz en cualquier oficio, particularmente en éste, implica estudio, disciplina, dinero, más dinero y muchas, muchas, pero muchas horas de práctica. Luego de eso, todavía más dinero.


Son tiempos turbulentos, y varias personas que agotan los valles escarpados del diseño buscan nuevos horizontes. Pasa todo el tiempo. Ya sea por desánimo ante el mercado laboral o el clima organizacional del lugar donde trabajan. Por experimentación o buscando la manera de incrementar sus ingresos, muchos arquitectos, diseñadores gráficos, renderistas e interioristas, están pensando o han comenzado a dar sus primeros pasos en el venerable oficio de la fotografía de arquitectura.



Fotografía de Arquitectura y Fotografía de Inmuebles


Vamos a comenzar haciendo una clasificación superflua pero al parecer importante para los ortodoxos de la semántica laboral: esos que montan en cólera si son arquitectos y por error los llamas ingenieros. Los hay también en el campo de la fotografía.


Si la arquitectura es un juego correcto de volúmenes bajo la luz, vamos a suponer que no todo inmueble construido alcanza la categoría de arquitectura. Ya, ya, que es un reduccionismo absurdo, muy discutible y hasta acá puedo escuchar el rechinar de dientes. Pero qué sí es arquitectura y qué no lo es va a ser tema de otro post, que ahorita no me quiero meter a ese berenjenal.


¿Entonces es lo mismo fotografiar una obra de arquitectura que cualquier otro inmueble? Pues sí y no.


La técnica usada es la misma. También una parte del equipo fotográfico, la visión personal del fotógrafo y su narrativa espacial particular. ¿Entonces qué diablos cambia?

Lo que cambia es a quién va dirigida la foto. Y eso lo cambia todo.



La fotografía de Arquitectura


Las fotografías a obras de arquitectura tienen un nicho particular: especialistas. Arquitectos y diseñadores (o estudiantes de ambos campos). Los que se van a fijar no solo en la composición de la imagen, sino en la marca de la celosía que aparece en la foto. O en el modelo del sillón que está en primer plano. Este tipo de imágenes se promueve a través de revistas o portales de arquitectura y decoración.


Cuanto más natural la imagen, mejor. Cuanto más interactúe con su entorno, mejor. Cuanto más haga hincapié en la reflexión espacial pensada por el arquitecto y presuma la pericia del constructor, mejor. El material de la obra se presenta tal cual es, con imperfecciones incluso. La luz natural es cincelada por el espacio. La luz artificial, por el diseño de iluminación. Es como ver a Gene Simmons y a Paul Stanley sin maquillaje. Te puede gustar o no, pero así se ven.


No, no son Los Ramones / Fotografía: KISS - Creem magazine

En este tipo de fotografía, la narrativa espacial pesa. Es necesario conocer de antemano la obra (a través de otras fotos o haciendo scouting). Idear secuencias que descubran poco a poco el proyecto. Crear un guion de tomas fotográficas y tener una plática con el arquitecto son indispensables —si él ya tiene tomas en mente, realízalas, no seas cruel. También estudiar el movimiento del sol en el sitio, porque es bastante común pasar horas y horas de sana diversión esperando a que una sombra cambie de lugar.

Acá tuve que esperar todo el día en el sitio para que las sombras se vieran de esta manera. / Fotografía: Táctica Gráfica

La fotografía Inmobiliaria


Por otro lado, existen fotografías, que pueden ser para el mismo tipo de inmuebles, pero a diferencia de las anteriores, son dirigidas a un target de mercado específico: clientes potenciales. Es una rama de la fotografía comercial, pero en lugar de botellas de vodka o platos de pozole, se retratan edificios. A falta de un mejor término, y para tirria de los puristas filológicos, la llamaremos Fotografía Inmobiliaria.


¿Qué es la fotografía inmobiliaria? Pues la que está dirigida específicamente a clientes que comprarán o alquilarán el espacio fotografiado. Así de fácil.

¿Recuerdas que hablamos sobre a quién está dirigido el render y por qué es importante saberlo? Pues con la fotografía ocurre lo mismo. Salvo excepciones, la gran mayoría de este tipo de fotografía tiene una sola meta: vender.


Promover y después vender, en realidad. Existe la tarea clara de motivar deseo por un inmueble. Son imágenes que se presentarán en portales inmobiliarios donde competirán de manera feroz por la atención entre docenas, cientos de otras imágenes. La prioridad de estas imágenes no es solamente la de registrar el espacio y sus características. Es atraer atención hacia él. Es mostrarlo deseable y con espacio suficiente para albergar mobiliario y hasta sueños. Es destacar como único entre los demás. Como ver a Kim Novak en Vértigo, vestida en negro y verde, irrumpiendo sobre un fondo rojo, intolerablemente bella.


¿A poco no? / Fotografía: Paramount Pictures.

Puede que en la imagen no exista mobiliario de Restoration Hardware o luminarias marca Nemo. Que las sillas no sean de Herman Miller y que los tapetes hayan salido de un Home Depot, pero si el espacio está decorado con criterio y limpieza, se pueden obtener magníficas imágenes partiendo de los espacios más sencillos.

Al definir tus planos de trabajo (tus encuadres), la jerarquía la lleva el realzar la apariencia del espacio. Realzar su tamaño, su luminosidad, la apariencia de sus materiales, de su decoración. Encontrar los mejores ángulos para mostrarlo como un espacio ideal. El home staging es crucial, y una ventaja es que al día de hoy, es posible hacerlo incluso digitalmente, sin llevar un solo mueble al sitio (bueno, al menos con nosotros, con otros fotógrafos, pues no sé).


Un prototipo de casa en Querétaro. / Fotografía: Táctica Gráfica

¿Puede existir un proyecto que combine ambas clasificaciones? Por supuesto que sí. No son categorías excluyentes. Caramba, ni siquiera son categorías formales. Cada fotografía es una pequeña historia del espacio, y puede haber fotografías que se orienten hacia la reflexión sobre el discurso arquitectónico y otras que se inclinen más por presumir el atractivo del espacio. Se vale.


One Ring to rule them all


En ociosos delirios de eficiencia mercantil, me pongo a pensar: si pudiera usar un solo lente y un solo cuerpo de cámara para hacer toda la fotografía de arquitectura posible, ¿Cuál sería?


Al día de hoy, sigo pensando que la solución más cercana a esta sandez, es cualquier cuerpo de cámara que oscile los 50 Megapixeles, como la Sony A7RIV o la Canon EOS R5 y el lente único sería el Laowa Zero-D Shift de 15mm. Con un lente así, desplazas, te comes el mundo y con 50 Megapixeles recortas lo que haga falta. Entre las dos cosas, cámara y lente, llevas $ 5,100.00 dólares o $ 104,000.00 pesos a septiembre de 2021.


Así se ven $ 100,000.00 pesos / Fotografía: Venuslens

Aquí es donde te recuerdo que necesitas dinero. Pero no te asustes, que se puede empezar con muchísimo menos. Pero bueno, tampoco es que puedas empezar solo con buenos deseos...


La cámara ideal para Fotografía de Arquitectura


"Cualquier cámara sirve, incluso las más baratas, incluso los teléfonos celulares"

"La cámara no hace al fotógrafo"

"Una cámara mejor no hará nada por ti si no hay nada en tu cabeza"


Hay toda suerte de coloridas metáforas diciendo que la cámara es lo que menos importa a la hora de hacer fotografía. Muy bien, pero eso es como decir que sólo porque tengo un Go-Kart, el día que yo quiera me puedo meter a correr en un campeonato de Fórmula 1. Al fin y al cabo son autos corriendo, ¿no?


Bueno, hay que decir que al día de hoy, existen cámaras de teléfonos celulares bastante competentes. Basta con recordar el evento "World Gallery" de Apple, donde alrededor del mundo se colocaron espectaculares con imágenes paridas por teléfonos iPhone. Pero es que ya el costo del aparato no es tan diferente al de una cámara semiprofesional, caray, incluso al de una profesional. Pero un aspecto en el que el teléfono jamás saldrá victorioso en el ámbito fotográfico, es en el tamaño del sensor. Pero eso lo veremos más adelante.


Selección oficial Apple World Gallery. Tomada con iPhone 6 / Fotografía: Jirasak Panpiansin

Creo que cualquier cámara sirve para aprender fotografía. Para aprender, recalco. Y lo digo con reservas, porque en un teléfono celular no puedes aprender a configurar ajustes que se hacen únicamente en un cuerpo o en el lente de una cámara.

Además, si necesitas generar documentos profesionales de alta calidad entregables a un cliente, entonces no cualquier cámara es capaz de crearlos. No cualquiera da el ancho, pues.


Entonces, ¿Cuál es la cámara ideal? Pues yo respondo lo mismo que digo en todas las fiestas, velorios y reuniones familiares donde me preguntan lo mismo: Todo depende del tipo de imágenes que necesiten tus clientes. Porque lo primero que necesitas saber es, quién carambas va a ser tu cliente. Ese detalle definirá todas las necesidades de tu equipo fotográfico.


Si tu cliente objetivo necesita imágenes para su sitio web o Instagram, entonces "casi" cualquier cámara funciona para hacer el trabajo. Pero si tu cliente va a imprimir tus fotografías en una valla publicitaria o en un póster de 2 metros de altura al que le va a pegar la nariz, pues entonces no cualquier cámara hace el trabajo. Afortunadamente, el 80% de los clientes, cae en la primera categoría.


Ahora, retomo lo que te iba a platicar antes sobre el sensor: Las cámaras semiprofesionales y profesionales cuentan con un sensor, que es la parte más importante de la cámara pues es donde se registra la imagen. Este sensor puede tener dos tamaños: APS-C o Full-Frame (Sí, vale, ya sé que hay muchos más tamaños, que el sensor de 1" o el de formato medio, pero si tú ya sales a fotografiar con una Hasselblad o una Phase One, qué diablos haces leyendo esto). Al día de hoy es casi imposible distinguir si una fotografía se hizo con un sensor APS-C o con Full-Frame, pero donde sí puedes llegarlo a distinguir es a la hora de revelar digitalmente las imágenes.


Los sensores Full-Frame registran un mayor rango dinámico que los sensores APS-C, es decir, hay más información existente entre las luces más claras y las sombras más oscuras, y esa información está disponible para ser manipulada por ti. Esto se traduce en que vas a ser capaz, durante el revelado, de obtener información de zonas más claras y de zonas más oscuras con menor cantidad de ruido.


Una manera efectiva de provocar ceguera y rabia en cualquier fotógrafo, además de ponerlo a mirar el sol, es ponerle a observar fotografías en portales inmobiliarios. Son las fotografías tomadas por el vendedor en turno con su propio celular. Todas con una mala composición, verticales torcidas y donde todo el exterior de cualquier ventana aparece sobreexpuesto (quemado).


Con esta foto vendían una vivienda de 4 millones de pesos / Fotografía: Algún fulano en Inmuebles 24.

Un sensor más grande captura más luz en sus fotodiodos y te permite evitar ese tipo de problemas en una sola toma. También hay procedimientos para empalmar varias fotografías y asegurar que el exterior se vea perfecto a cualquier hora del día por medio de Photoshop, pero hablaremos de eso en otro post. O tal vez no, porque para eso hay docenas de tutoriales en Youtube, como éste del gran Nathan Cool. En todo caso, si quieres obtener la foto final en un disparo, asegúrate de tener suficiente rango dinámico con el que jugar y fotografiar a una hora lejos del mediodía. También puedes apoyarte con equipo de iluminación. El aspecto mejora por mucho considerando esto.


Imagen del mismo proyecto (pero de otro prototipo) tomada por nosotros. / Fotografía: Táctica Gráfica.

Así que al elegir una cámara, si puedes, opta con una que tenga un sensor Full-Frame, pero si andas corto de efectivo, comienza con una de sensor APS-C.


Conozco algunos fotógrafos que son inmensamente felices con sus APS-C de Fujifilm como estas, o con sus A6000 de Sony. Si nos vamos a Full-Frame, hay opciones de Sony, Canon y Nikon. Es más, si quieres ahorrar todavía más, búscala en el mercado de segunda mano o busca una réflex usada. Nada más cuidado, que los lentes que compres para tu APS-C no te van a servir si después te cambias a Full-Frame.


Ah, y por cierto ¿cámara Réflex o Mirrorless? Pues qué te digo, otro berenjenal. Que nadie te diga que una es mejor que la otra. A menos que hagas fotografía submarina en plataformas petroleras, o quieras irte a fotografiar conflictos armados en África, los dos tipos de cámara te van a servir para lo mismo.


También voy a dejar ese tema para hablarlo a profundidad otro día, pero yo, en lo personal, me siento muy bien usando una Sony A7RII, que es una mirrorless de Sony (y no, no nos patrocina Sony ni somos embajadores ni nada de eso). Es por practicidad y economía, que al fin y al cabo esto es un negocio, y el equipo hay que amortizarlo.


Las mirrorless tienen menos partes mecánicas y por tanto, menos posibilidad de problemas. Lo que ves en el visor es lo que obtienes en la foto y los visores electrónicos ya no son tan malos y lentos como hace unos años. Pero sobre todo, es más pequeña y pesa menos.

Sí, sí, yo sé que hay quien gusta de manejar Hummers y también quienes gustan de andar por la vida con cámaras tan grandes como sandías, pero cuando pases todo el día cargando la cámara, vas a dar gracias de rodillas por el hecho de que pese menos.


Todos conocemos colegas que presumen cámaras grandes como estropajos. Lo hacen claramente para asemejarse a James Stewart, y no por algún raro complejo de insuficiencia. / Fotografía: Paramount Pictures

Elige con sabiduría tu cámara, porque al hacerlo te estás casando también con todo su ecosistema de lentes y accesorios. Y si en un futuro se te ocurre cambiar de marca, el divorcio va ser casi tan caro como un divorcio en la vida real.


Ok, hasta aquí por hoy. En próximos episodios: Lentes, accesorios y algo muy importante: la educación. Ah, sí, también cuánto se gana en el oficio, pero ahí vele bajando a tus expectativas desde ahorita.

bottom of page